Pues sí, recibí golpes que fuertes o no, me derribaron y me caí y estuve abajo, en un sitio donde sólo te acompaña el dolor y de donde sólo te saca el tiempo…..y ha pasado el tiempo y más cosas y más personas que me han hecho más fuerte y hace unos días, un precioso día de otoño, con la brisa y un tibio sol dándome en la cara, paseando por la calle Santiago de Elizondo,
fui consciente de esa fortaleza que ya venía insinuándose y de haber soltado lastre y me embargó una enorme sensación de poderío, una sensación que ha venido para quedarse como un amor que promete ser eterno y no lo será, ni falta que hace, haciéndome sentir un largo instante de éxtasis que no me abandona.
Subida en unos tacones, con la cabeza apuntando al cielo, paseé una sonrisa
nueva sintiéndome, invulnerable, valiosa y poderosa. Fue un instante feliz. Elizondo, en mi corazón.
Octubre 2014