Quedan las palabras, cuando no queda nada, cuando los pájaros se van, o cuando llegan a balcones que no son los tuyos, cuando la música se aleja, en un pasacalles, a otra calle, cuando tus manos se vacían de otras manos, cuando te alcanza una flecha que un arquero que se fue, disparó hace tiempo.
Quedan las palabras, como ladrillos con los que construir, con manos ágiles, otros balcones, otras calles, y levantar un muro donde las flechas no te alcancen.